Es una enfermedad transmitida por mosquitos. La afección puede ir de leve a severa
Causas, incidencia y factores de riesgo
El virus del Nilo Occidental se identificó por primera vez en 1937 en Uganda al este de África y en los Estados Unidos, se descubrió por primera vez en el verano de 1999 en Nueva York. Desde entonces, el virus se ha diseminado a lo largo de todo el país.
El virus del Nilo Occidental es un tipo de virus conocido como flavivirus. Los investigadores creen que se disemina cuando un mosquito pica a un ave infectada y luego inocula a una persona.
Los mosquitos transportan las mayores cantidades del virus a principios del otoño, por lo que hay una máxima incidencia de la enfermedad a finales de agosto y principios de septiembre. El riesgo de padecerla disminuye entonces a medida que el clima se vuelve más frío y los mosquitos comienzan a extinguirse.
Aunque muchas personas son picadas por los mosquitos portadores del virus del Nilo Occidental, la mayoría no saben que han estado expuestas. Pocas personas desarrollan formas severas de la enfermedad e incluso ni siquiera notan en absoluto ningún síntoma.
La enfermedad seudogripal leve a menudo se conoce como fiebre del Nilo Occidental; mientras que las formas más severas de la enfermedad, que son potencialmente mortales, pueden recibir la denominación de encefalitis o meningitis del Nilo Occidental, dependiendo de qué parte del cuerpo esté afectada.
Los posibles factores de riesgo para el desarrollo de un tipo más severo de la enfermedad incluyen los siguientes:
Afecciones que debiliten el sistema inmunitario, tales como VIH, trasplante de órganos y quimioterapia reciente
Edad avanzada
Embarazo
El virus del Nilo Occidental también se puede diseminar por medio de las transfusiones de sangre y trasplante de órganos. Es posible también que una madre infectada le transmita el virus a su hijo por medio de la leche materna.
Síntomas
La enfermedad leve, generalmente llamada fiebre del Nilo Occidental, presenta algunos o todos los síntomas siguientes:
Dolor abdominal
Dolor de espalda
Diarrea
Fiebre
Dolor de cabeza
Falta de apetito
Dolores musculares
Náuseas
Dolor de garganta
Vómitos
Estos síntomas generalmente duran de 3 a 6 días.
En los casos de enfermedad más severa, se pueden presentar también los siguientes síntomas y se requiere atención inmediata.
Confusión o cambio en la lucidez mental
Pérdida del conocimiento
Debilidad muscular
Rigidez en el cuello
Tratamiento Volver al comienzo
Debido a que esta enfermedad no es causada por bacterias, los antibióticos no ayudan a tratar la infección causada por este virus. La atención médica hospitalaria estándar puede ayudar a disminuir el riesgo de complicaciones en caso de enfermedad severa.
Las investigaciones en estudios clínicos están encaminadas a determinar si la ribavirina, un medicamento antiviral utilizado para tratar la hepatitis C, puede ser de utilidad.
Expectativas (pronóstico)
En general, el pronóstico probable de una infección leve por el virus del Nilo Occidental es excelente.
El pronóstico es más incierto para los pacientes con casos graves de la infección. La encefalitis o la meningitis del Nilo Occidental puede llevar a daño cerebral y a la muerte y aproximadamente el 10% de los pacientes con inflamación cerebral no sobrevive.
Complicaciones
Las complicaciones a causa de la infección leve por el virus del Nilo Occidental son extremadamente raras.
Las complicaciones a causa de la infección severa por este virus abarcan:
Daño cerebral permanente
Debilidad muscular permanente (algunas veces similar a la polio)
Muerte
miércoles, 10 de junio de 2009
lunes, 1 de junio de 2009
Fiebre Amarilla
La fiebre amarilla, o vómito negro (también llamada la Plaga Americana), es una enfermedad viral aguda e infecciosa causada por "el virus de la fiebre amarilla", que pertenece a la familia de los Flaviviridae, y del género Flavivirus amaril. Es una causa importante de enfermedad hemorrágica en muchos países de África y Sudamérica, a pesar de la existencia de una vacuna efectiva. Lo amarillo de la enfermedad se refiere a los signos de ictericia (La ictericia es la coloración amarillenta de la piel y mucosas debida a un aumento de la bilirrubina) que afectan a algunos pacientes.
Historia: La fiebre amarilla ha sido una fuente de epidemias devastadoras en el pasado. Las investigaciones, incluyendo aquellas con voluntarios humanos (algunos de los cuales fallecieron), conllevó al entendimiento del modo de transmisión a los humanos (principalmente por mosquitos) y el desarrollo de una vacuna, junto con otros esfuerzos preventivos al comienzo del siglo XX.
A pesar de la costosa aparición de conocimientos por el médico cubano Carlos Finlay y el médico estadounidense Walter Reed, y muchos otros en los últimos 100 años, varias poblaciones no-vacunadas en muchas naciones en desarrollo del África y Sudamérica, continúan en gran riesgo. Para 2001, la Organización Mundial de la Salud estima que la fiebre amarilla causa 200.000 enfermedades y unas 30.000 muertes cada año en poblaciones no-vacunadas.
Epidemia: La fiebre amarilla solo ocurre en África, Sudamérica, Centroamérica y el Caribe. La mayoría de los brotes en Sudamérica ocurren entre personas que trabajan en las selvas tropicales lluviosas, convirtiéndose por ello, en esas localidades, en una enfermedad ocupacional.
Es transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti y otros mosquitos de los géneros Aedes, Haemagogus[9] y Sabethes, que se encuentran generalmente a menos de 1.300 metros sobre el nivel del mar. hay que recordar que Aedes aegypti abunda en zonas húmedas alrededor del agua estancada limpia, y sólo pica durante el día.
La enfermedad puede permanecer localmente desconocida en humanos por extensos períodos y súbitamente brotar en un modo epidémico. En Centroamérica y Trinidad, tales epidemias se han debido a la forma de la enfermedad (fiebre amarilla selvática), que permanece viva en la población de monos aulladores y transmitido por el mosquito Haemagogus, el cual vive precisamente en la canopea (parte alta) de las selvas lluviosas. El virus pasa a los humanos cuando las altas selvas son taladas. Los obreros forestales pueden entonces transmitir la enfermedad a otros. Iniciando así una epidemia.
El período de incubación se sitúa entre los 3 y los 7 días. La duración de la enfermedad en caso de curación es de una a dos semanas. Tras el período de incubación cabe distinguir dos formas clínicas: la leve y la grave o clásica.
Forma leve: Es poco característica y sólo se sospecha en zonas endémicas y especialmente durante las epidemias. Comienza bruscamente con fiebre elevada, escalofríos y cefalea. Pueden existir, además, mialgias, náuseas, vómitos y albuminuria.[12] Suele durar de 1 a 3 días y curar sin complicaciones.
Forma grave o clásica: Tras un período inicial similar al anterior, en el que pueden existir además epistaxis (hemorragia procedente del interior de la nariz) y gingivorragia (hemorragia espontánea que se produce en las encías), se produce un descenso febril (remisión). A continuación reaparece la fiebre, se instaura ictericia (100% de los casos) y puede aparecer insuficiencia hepática(incapacidad del hígado para llevar a cabo su función sintética y metabólica) o renal con proteinuria (90%)(presencia de proteína en la orina) y agravamiento de la diátesis hemorrágica, con epistaxis abundantes, gingivorragia, punteado hemorrágico en el paladar blando y hematemesis (expulsión de sangre por la boca) de sangre negra y coagulada (vómito negro) (20% de casos). Un signo clínico clásico es la existencia de bradicardia relativa (descenso del ritmo cardíaco) a pesar de la fiebre elevada (signo de Faget). Al inicio existe leucopenia con neutropenia. Los restantes parámetros bioquímicos traducen sólo la existencia de fallo orgánico único o múltiple (generalmente hepático o renal) y deshidratación (alteraciones iónicas y del equilibrio acidobásico).
Historia: La fiebre amarilla ha sido una fuente de epidemias devastadoras en el pasado. Las investigaciones, incluyendo aquellas con voluntarios humanos (algunos de los cuales fallecieron), conllevó al entendimiento del modo de transmisión a los humanos (principalmente por mosquitos) y el desarrollo de una vacuna, junto con otros esfuerzos preventivos al comienzo del siglo XX.
A pesar de la costosa aparición de conocimientos por el médico cubano Carlos Finlay y el médico estadounidense Walter Reed, y muchos otros en los últimos 100 años, varias poblaciones no-vacunadas en muchas naciones en desarrollo del África y Sudamérica, continúan en gran riesgo. Para 2001, la Organización Mundial de la Salud estima que la fiebre amarilla causa 200.000 enfermedades y unas 30.000 muertes cada año en poblaciones no-vacunadas.
Epidemia: La fiebre amarilla solo ocurre en África, Sudamérica, Centroamérica y el Caribe. La mayoría de los brotes en Sudamérica ocurren entre personas que trabajan en las selvas tropicales lluviosas, convirtiéndose por ello, en esas localidades, en una enfermedad ocupacional.
Es transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti y otros mosquitos de los géneros Aedes, Haemagogus[9] y Sabethes, que se encuentran generalmente a menos de 1.300 metros sobre el nivel del mar. hay que recordar que Aedes aegypti abunda en zonas húmedas alrededor del agua estancada limpia, y sólo pica durante el día.
La enfermedad puede permanecer localmente desconocida en humanos por extensos períodos y súbitamente brotar en un modo epidémico. En Centroamérica y Trinidad, tales epidemias se han debido a la forma de la enfermedad (fiebre amarilla selvática), que permanece viva en la población de monos aulladores y transmitido por el mosquito Haemagogus, el cual vive precisamente en la canopea (parte alta) de las selvas lluviosas. El virus pasa a los humanos cuando las altas selvas son taladas. Los obreros forestales pueden entonces transmitir la enfermedad a otros. Iniciando así una epidemia.
El período de incubación se sitúa entre los 3 y los 7 días. La duración de la enfermedad en caso de curación es de una a dos semanas. Tras el período de incubación cabe distinguir dos formas clínicas: la leve y la grave o clásica.
Forma leve: Es poco característica y sólo se sospecha en zonas endémicas y especialmente durante las epidemias. Comienza bruscamente con fiebre elevada, escalofríos y cefalea. Pueden existir, además, mialgias, náuseas, vómitos y albuminuria.[12] Suele durar de 1 a 3 días y curar sin complicaciones.
Forma grave o clásica: Tras un período inicial similar al anterior, en el que pueden existir además epistaxis (hemorragia procedente del interior de la nariz) y gingivorragia (hemorragia espontánea que se produce en las encías), se produce un descenso febril (remisión). A continuación reaparece la fiebre, se instaura ictericia (100% de los casos) y puede aparecer insuficiencia hepática(incapacidad del hígado para llevar a cabo su función sintética y metabólica) o renal con proteinuria (90%)(presencia de proteína en la orina) y agravamiento de la diátesis hemorrágica, con epistaxis abundantes, gingivorragia, punteado hemorrágico en el paladar blando y hematemesis (expulsión de sangre por la boca) de sangre negra y coagulada (vómito negro) (20% de casos). Un signo clínico clásico es la existencia de bradicardia relativa (descenso del ritmo cardíaco) a pesar de la fiebre elevada (signo de Faget). Al inicio existe leucopenia con neutropenia. Los restantes parámetros bioquímicos traducen sólo la existencia de fallo orgánico único o múltiple (generalmente hepático o renal) y deshidratación (alteraciones iónicas y del equilibrio acidobásico).
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